miércoles, 1 de abril de 2009

¡NO JODAS, JORGE!


Por: Simón Bocanegra
TalCual
1o. de abril de 2009

NO SÓLO COLÓN, TAMBIÉN AMÉRICO VESPUCIO ES UN GENOCIDA

Como este minicronista conoce a Jorge Rodríguez al margen de cualquier otra consideración, sabe que es cualquier cosa menos bruto, quedó muy sorprendido (el minicronista) al oír al alcalde de Libertador decir que cuando vea una estatua de Hitler en Alemania dejaría la estatua de Colón en El Calvario. ¿De modo que el pobre almirante, que no hizo otra cosa que venir tres veces a nuestro continente, y pasar un tiempito, muy breve, en la Hispaniola, hoy Dominicana, es el responsable de las atrocidades que cometieron los conquistadores y colonizadores españoles durante los tres siglos subsiguientes? No jodas, Jorge. Con el mismo argumento se podría ir hacia atrás en la historia, culpando sucesivamente a los constructores de las carabelas, a los inventores de los primeros barcos, a los reyes católicos, a los godos y visigodos y así hasta Adán y Eva, quienes habrían sido los verdaderos responsables de la matanza de indígenas y negros en el continente americano. Así como Su Alteza Real anda por el mundo proponiendo nuevas monedas, una para América Latina y ahora otra, el "petro", bien podría encabezar un movimiento mundial ­que podría ser tan memorable como la investigación dirigida a demostrar que Santander asesinó a Bolívar­ para cambiarle el nombre al continente porque, ¿qué vaina es esa de que estas tierras lleven el nombre de un navegante italiano que es tan responsable como Colón de la matanza de indios? Además, tampoco debemos aceptar el desprecio por la venezolanidad, implícito en el nombre que le dio ese señor Vespucio a lo que hoy es nuestro país, Venezuela. ¿Por qué carajos tenemos que calarnos esa muestra de arrogancia eurocéntrica que nos bautiza como "Pequeña Venecia"? ¿El país que vio nacer a Hugo Chávez puede seguir llamándose, despectivamente, Venezuela, pequeña Venecia? Además, Jorge, te la comerías si al plan golpista de Ledezma, para aliviar el tráfico caraqueño, opones una enérgica denuncia contra el inventor de la rueda, verdadero responsable de nuestras infernales trancas.




INDIOS, NEGROS O QUÉ...
RACISMO
CULTURALISTA BOLIVARIANO


Ximena Agudo Guevara

Un alarmante tópico sale a la superficie con el vergonzoso espectáculo de Colón y su defenestración. El de la superioridad cultural, sustentada en alguna particularidad étnica. Se trata de una de las formas del racismo contemporáneo.

Neoracismo culturalista lo definen algunos especialistas: práctica que expresa el desplazamiento desde de la raza hacia la nacionalidad; desde aquella supuesta pureza racial hacia un nuevo supuesto, el de identidad cultural auténtica. Giro estratégico que permite circunscribir algunos grupos humanos al dominio de lo originario y/o ancestral. Sean indígenas como lo pregona la Constitución Bolivariana; o sean negros, --o afrodescendientes--, como se han dado por llamar algunos “militantes folk” de las filas oficialistas.

No cabe duda que tanto las comunidades indígenas ---antes y no menos ahora--- se han visto afectadas por la invasión y la pérdida de tierras, las actividades mineras –legales e ilegales- las consecuencias de nuevas enfermedades y la tala indiscriminada, entre otros males. Así como no son menos ciertas las injusticias sufridas por las poblaciones negras esclavas en Venezuela. Pero reconocer estos hechos como históricos y buscar las mejoras sociales de todos los sectores ---vertiginosamente empobrecidos (indios, negros y otros: ciudadanos todos)-- es cosa diferente al etno-supra-nacionalismo del que ha hecho causa eso que llaman socialismo del siglo XXI.

Los argumentos etnologicistas del bolivarianismo revolucionario son mendaces. Si su fundamentación reside en reivindicar “la deuda histórica” que occidente tiene para con esos grupos étnicos ¿se justifica entonces que, en nombre de indios y negros, se ejerzan contra los no-indios o los no-negros, las mismas prácticas que aceradamente se le critican a la experiencia colonial? ¿Acaso no se trata del mismo racismo que se critica, pero a la inversa?

El neoracismo culturalista, propio del socialismo bolivariano, que se concibe como contrario al racismo biologicista, -- y se atribuye a la experiencia occidental--, se construye sobre los mismos esquemas conceptuales del racismo colonial. Este último sincero. Aquél mendaz y enmascarado, porque esconde la noción de raza bajo el manto de la de cultura, y el determinismo bioracial tras el medioambientalismo. Es así como el racismo directo se agazapa tras el racismo simbólico que se viene institucionalizando desde hace 10 años en Venezuela.

Aquí, quienes no nos consideramos ejemplares étnicos, hemos venido siendo blanco de este juego de poder perverso, de las mismas prácticas coloniales que se acusan de abominables. Sin embargo, ellas bien sirven para construir la falaz supremacía de un mundo anti-occidental, para halago de personalidades delirantes. Indios y negros están en su línea de fuego; carne de cañón en la guerra contra el imperialismo, de la misma manera en que, otrora, sirvieron para su construcción. La etnolatría (así como las fobias que incuba) es uno de los extremos ideológicos y prácticos no sólo de la colonialidad sino, también, del fascismo. La ideología y las prácticas revolucionarias bolivarianas, con fidelidad, amplían y desatan su espectro.

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