EL NACIONAL -
/Opinión/8
Sábado 11 de Abril de 2009
La Mancheta
La Iglesia construye la paz y Chávez la guerra contra los venezolanos
El Editorial
Terroristas criollos
VERGÜENZA AJENA
Según la reconocida agencia española EFE, el ministro del Interior, Tareck El Aissami, calificó como un "acto de desvergüenza" las duras y rotundas opiniones de la Iglesia católica venezolana contra la injusta y cínica condena a los ex jefes y oficiales de la Policía Metropolitana, por su actuación profesional y pacífica durante los actos violentos del 11 de abril de 2002. Todo el mundo sabe que estos hechos fueron provocados por Miraflores, como está visual, testimonial y policialmente comprobado, y ejecutados por las bandas armadas de los oficialistas. Y nadie le pone el cascabel al gato.
Son tiempos de inmensos y renovados cinismos, y vaya como prueba esta frase del ministro Tareck El Aissami: "Creo que lo dicho (por el cardenal Urosa) es un acto de desvergüenza. Ellos creen que el pueblo olvidó que hubo un golpe de Estado", dijo a los periodistas el mini ministro de Chávez. Le falta, en todo caso, amplitud de criterio porque en Venezuela no usamos kamikases para eliminar a nuestros compatriotas que piensan diferente, como sí hacen en su tierra sus familiares.
En fin, los venezolanos somos amplios y tolerantes, nos gusta la gente que quiere trabajar, invertir y producir, pero rechazamos a quienes intentan aprovecharse del poder para volverse malévolos policías de los ciudadanos que residen aquí pacíficamente.
Estamos hartos de eso.
Hasta hoy el señor El Aissami ha conducido desde el poder una política de índole nazi y, por si fuera poco, fundamentalista árabe contra la comunidad judía. ¿Por qué? ¿Quién le dio esa orden? ¿Quién le dio ese poder para generar una persecución contra una comunidad? ¿Su padre o sus tíos, o sus sobrinos? ¿O Chávez y sus lobbys árabes? Se trata de una política discriminadora y racista contra la mayoría de los venezolanos, que pretende instalar en el seno de la sociedad un conflicto artificial para dividirnos más e infinitamente, como si fuera un gusano informático, con la obsesiva finalidad de gobernar en medio de la fragmentación de los sectores opositores.
Empezando porque El Aissami ni siquiera es un ferviente católico, como lo es la mayoría de la Venezuela actual, muy orgullosa de su religión amplia y tolerante, sino un vástago de quien cree que el terrorismo es la única forma de expandir las normas y creencias religiosas. Entre las terroríficas bombas que colocan en cualquier calle (¡vaya cobardes!) y los miles de muertos civiles inocentes no puede haber comunión con los católicos, que no asesinos.
Hoy la realidad religiosa es diferente. Se trata de la paz y la convivencia, de la distensión de los conflictos, del acercamiento entre la gente y sus supuestos voceros que, a menudo, son dinosaurios como Fidel Castro o el papá de El Aissami, quien hizo de su vida una mezcla entre la muerte de sus enemigos y la muerte "del resto de la gente", esa carne de cañón que sí sirve de baldosas a los cementerios de las ambiciones en el Medio Oriente. Por eso es chavista. Por matón.
/Opinión/8
Sábado 11 de Abril de 2009
La Mancheta
La Iglesia construye la paz y Chávez la guerra contra los venezolanos
El Editorial
Terroristas criollos
VERGÜENZA AJENA
Según la reconocida agencia española EFE, el ministro del Interior, Tareck El Aissami, calificó como un "acto de desvergüenza" las duras y rotundas opiniones de la Iglesia católica venezolana contra la injusta y cínica condena a los ex jefes y oficiales de la Policía Metropolitana, por su actuación profesional y pacífica durante los actos violentos del 11 de abril de 2002. Todo el mundo sabe que estos hechos fueron provocados por Miraflores, como está visual, testimonial y policialmente comprobado, y ejecutados por las bandas armadas de los oficialistas. Y nadie le pone el cascabel al gato.
Son tiempos de inmensos y renovados cinismos, y vaya como prueba esta frase del ministro Tareck El Aissami: "Creo que lo dicho (por el cardenal Urosa) es un acto de desvergüenza. Ellos creen que el pueblo olvidó que hubo un golpe de Estado", dijo a los periodistas el mini ministro de Chávez. Le falta, en todo caso, amplitud de criterio porque en Venezuela no usamos kamikases para eliminar a nuestros compatriotas que piensan diferente, como sí hacen en su tierra sus familiares.
En fin, los venezolanos somos amplios y tolerantes, nos gusta la gente que quiere trabajar, invertir y producir, pero rechazamos a quienes intentan aprovecharse del poder para volverse malévolos policías de los ciudadanos que residen aquí pacíficamente.
Estamos hartos de eso.
Hasta hoy el señor El Aissami ha conducido desde el poder una política de índole nazi y, por si fuera poco, fundamentalista árabe contra la comunidad judía. ¿Por qué? ¿Quién le dio esa orden? ¿Quién le dio ese poder para generar una persecución contra una comunidad? ¿Su padre o sus tíos, o sus sobrinos? ¿O Chávez y sus lobbys árabes? Se trata de una política discriminadora y racista contra la mayoría de los venezolanos, que pretende instalar en el seno de la sociedad un conflicto artificial para dividirnos más e infinitamente, como si fuera un gusano informático, con la obsesiva finalidad de gobernar en medio de la fragmentación de los sectores opositores.
Empezando porque El Aissami ni siquiera es un ferviente católico, como lo es la mayoría de la Venezuela actual, muy orgullosa de su religión amplia y tolerante, sino un vástago de quien cree que el terrorismo es la única forma de expandir las normas y creencias religiosas. Entre las terroríficas bombas que colocan en cualquier calle (¡vaya cobardes!) y los miles de muertos civiles inocentes no puede haber comunión con los católicos, que no asesinos.
Hoy la realidad religiosa es diferente. Se trata de la paz y la convivencia, de la distensión de los conflictos, del acercamiento entre la gente y sus supuestos voceros que, a menudo, son dinosaurios como Fidel Castro o el papá de El Aissami, quien hizo de su vida una mezcla entre la muerte de sus enemigos y la muerte "del resto de la gente", esa carne de cañón que sí sirve de baldosas a los cementerios de las ambiciones en el Medio Oriente. Por eso es chavista. Por matón.
OFENSIVA REVOLUCIONARIA APENAS COMIENZA
Noticias24.com
11-04-09
11-04-09
Desde el estado Mérida, el ministro del Poder.Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, arremetió nuevamente contra la Conferencia Episcopal Venezolana y aseguró que la “ofensiva revolucionaria apenas comienza”.
“Lo que ha existido es una ofensiva revolucionaria. Los que han cargado con este ‘Via Crucis’ ha sido el propio pueblo que por más de 50 años de olvido de esa oposición que hoy, está impregnada de odio”, dijo.
Asi mismo, reiteró su crítica hacia la Conferencia Episcopal Venezolana porque -según opinó el Ministro de Interior y Justicia-, ellos se encargaron de “defender a los que en el pasado asesinaron al pueblo”y por el rechazo que la CEV le otorgó a la condena a 30 años de prisión dictada contra el grupo de ex comisarios de la Policía Metropolitana por los sucesos del 11 de abril de 2002.
“Es un acto de inmoralidad y de vergüenza. Ellos creen que el pueblo olvida que hubo un golpe de Estado y que tienen más de 30 años despreciando al pueblo (…) Ellos -la oposición- han sido los torturadores y los verdugos del pueblo.”
Ante esto, El Aissami cree que la mejor respuesta ha sido la “ofensiva revolucionaria” -que según él-, apenas “comienza”.
“Todavía no estamos en total ofensiva. Apenas estamos tomando medidas profundamente socialistas respondiendo al interés superior de nuestro pueblo.
Evidentemente, esas medidas son contrarias a los intereses de esa oligarquía y seguirán estrellándose con las próximas acciones. Nosotros vamos a seguir avanzando”, dijo.
El Aissami aseguró que “poco le importa” las voces que “representan al pasado” y lo que opine la “alta jerarquía eclesiástica”.
CONFERENCIA EPISCOSPAL DE VENEZUELA
Obispos ratifican preocupación por el país
Obispos ratifican preocupación por el país
Ultimas Noticias
Miércoles 08 de Abril de 2009
El vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Baltazar Porras, ratificó ayer que existe preocupación entre los obispos por el uso de la justicia como arma política y denunció que algunas decisiones del gobierno "van en línea contraria al respeto a los derechos humanos, a la voluntad popular y la búsqueda de la convivencia pacífica entre los venezolanos".
Porras dijo que la declaración "es un llamado angustioso por el encuentro con Dios y el prójimo con los distintos puntos que allí se señalan".
Lamentó que a gobernadores y alcaldes de oposición que ganaron en noviembre pasado vean sus gestiones obstaculizadas por las acciones del gobierno central, que les limitar sus facultades. "No hay duda que todas estas medidas parecieran ser toda una estrategia para que todo pase como desapercibido, cuando todo el mundo está movilizándose", indicó a Unión Radio.
Por otra parte, monseñor Ovidio Pérez Morales aclaró que la posición de la Iglesia "no es de beligerancia, sino de anuncio y de denuncia a fin de que el país se encamine, no desesperanzado, sino llamando la atención para que este futuro que tenemos que construir se haga en paz".
Reiteró monseñor que la angustia es porque la "convivencia democrática que se está deteriorando de manera impresionante".
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