martes, 7 de abril de 2009

"EL DICTADOR"

Por: Fernando Mires


(Extractos del trabajo realizado por Fernando Mires, publicado por “unvenezolanomas”, el domingo, 5 de abril de 2009. Se recomienda su lectura, en extenso, en http://venezuelaesnoticia.com
Avelino Perpiñan Yuste
Serie Dictadores (pinturas 1965-1974)

Pero, ¡oh! ¡Dios mío! ¿Qué ocurre? Cómo llamar ese vicio tan horrible? ¿Acaso no es vergonzoso ver a tantas personas, no tan sólo obedecer sino arrastrarse? No son gobernados sino tiranizados (....) Soportar saqueos, asaltos y crueldades, no de un ejército, no de una horda descontrolada de bárbaros (....) sino únicamente de uno solo. No de un Hércules o de un Sansón sino de un único hombrecillo que ni siquiera ha husmeado una sola vez los campos de batalla” (Étienne de la Boétie “Sobre la Servidumbre Voluntaria”. 1553)

1. [DEMOCRACIA – DICTADURA]

“La ausencia de democracia no siempre es una dictadura…hay naciones que son más democráticas que otras sin que las que son menos democráticas dejen de serlo. La ausencia de democracia puede ser también el desgobierno o la anarquía. La dictadura en cambio, a diferencias de la anarquía, es una forma de gobierno que por definición niega a la democracia.” (…)

2. [LA DICTADURA COMO FORMA DE GOB IERNO]

Las dictaduras emergen allí donde no hay, o dónde se quiebran las democracias. Las democracias, a su vez, pueden ser caracterizadas como formas de gobierno que resultan de elecciones libres y secretas a las que concurren partidos políticos, formas erigidas sobre la base del respeto a la constitución, a los derechos humanos y a la independencia de los poderes públicos. La democracia es, por lo tanto, una forma política y no social de organización.
La dictadura como forma de gobierno opuesta a la democracia supone la negación de las elecciones libres y secretas, la interdicción de los partidos políticos, la subordinación de la constitución a la voluntad del dictador, la violación sistemática de los derechos humanos, y la negación radical de la división de los poderes públicos. A esas características hay que agregar otras dos: su estructura militar y militarista y el ejercicio personal y personalista del poder: no hay dictadura sin un dictador. (…)

3. [DICTADURAS ELECTORALES]

Llamará quizás la atención que entre los rasgos fundamentales de cada dictadura no aparezca el tema de la supresión de las elecciones. No se trata, sin embargo, de una omisión. Hay en efecto, dictaduras electorales, y en nuestro tiempo, las hay de modo creciente.
Muchos dictadores no sólo recurren a las elecciones. Además, abusan de ellas. Hay incluso regímenes dictatoriales donde hay más elecciones que en regímenes democrático… puede decirse que algunos dictadores han comprendido que mediante la perversión del sistema electoral pueden tener lugar avances más expeditos hacia el poder que mediante su supresión […]

Suele suceder en el caso de las dictaduras electoralistas, que el dictador se apropie de los canales televisivos estatales y extorsione a los privados para llevar a cabo verdaderos bombardeos publicitarios [….] Desde la televisión gobiernan, suponiendo que gobiernen, pues a la mayoría de los dictadores no les interesa gobernar sino sólo aumentar sus cuotas de poder.

Pero el abuso electoralista no se limita a los medios de comunicación. ….los dictadores electoralistas ponen todos los servicios y dependencias del Estado, más los dineros recaudados, al servicio de la elección…[:] los ministerios, las oficinas públicas y gubernamentales, se convierten en locales de agitación y propaganda electoral…. los empleados públicos son sometidos a una intensa presión. Si no votan por el dictador, se les dice, perderán sus puestos de trabajo […]
Por lo demás, el dictador es muy generoso con quienes lo apoyan... Entonces aparecen los obsequios, los aumentos de sueldo, las donaciones, las neveras, los aparatos televisores, los aguinaldos, etc […]

Por último, si todo eso no bastara, todavía queda la alternativa de la intimidación.

[…] Las amenazas, los insultos, las extorsiones, se convierten en el pan de cada día…, aparecen por todos lados supuestas conspiraciones (todas ficticias, por supuesto), intentos de magnicidios (cuyos gestores nunca aparecen por ningún lado), amenazas de invasiones de países extranjeros, peligros de guerra con naciones vecinas. Las calles se llenan de comandos y piquetes pro-dictatoriales. En fin, el dictador logra crear un clima de miedo, incluso de terror, hecho que obliga a muchos de sus potenciales adversarios a no concurrir a las urnas [… ] Por si fuera poco, el dictador ordena a sus esbirros judiciales proscribir las candidaturas de los adversarios que estén en condiciones de lograr altas votaciones. Esa es una de las muchas razones que explican por qué no hay profesión más inmoral y degradante que la de un juez de una dictadura. El método de las “inhabilitaciones” judiciales inventado por Mussolini y reinventado por la teocracia persa, ha hecho escuela en Bielorusia y en Rusia. Y en otras lugares también. (…)

4. [CONTRADICCIÓN ENTRE CIVILIZACIÓN Y BARBARIE]

La condición política no es natural sino adquirida. Llegar a ser ciudadano autónomo implica someterse a un largo proceso de aprendizaje. Vivir en una democracia no es por lo tanto fácil ya que implica aceptar posiciones contrarias y convivir con ellas; nos gusten o no. Conocer los límites que separan el mundo privado del político, tampoco es fácil. A muchos resulta más cómodo delegar su responsabilidad ciudadana que asumirla. Hay incluso quienes no soportan la posibilidad de ser libres, y la política se convierte para ellos en un espacio de regresión a las etapas más infantiles, cuando había siempre alguien que decidía por nosotros. Los dictadores, no sé cómo y por qué, tienen ese sexto sentido que les permite captar las debilidades humanas y, lo que es peor: abusar de ellas. (…)

[…] dentro de las múltiples contradicciones que asolan a América Latina, la de “civilización y barbarie” no es una de las menos importantes […]

La barbarie dictatorial presupone la desarticulación de las asociaciones horizontales que marcan el espacio social de una nación incluyendo en ellas, las de “clase”… todas las dictaduras, tanto las que se dicen de derecha, como de izquierda, atacan con saña a las organizaciones obreras, sobre todo a los sindicatos independientes[…]

El dictador suele dominar muy bien el idioma de la barbarie puesto que tanto por su condición cultural como por su condición militar es, el mismo, un bárbaro. Así se explica que el proyecto de cada dictador es destruir las relaciones políticas que reglan la vida de cada nación, imponiendo su cultura, que no es otra que la militar […]

[…] No hay dictadura que no haya estatizado a los movimientos sociales que las apoyan. Dichas masas no deben pensar: sólo actuar. Las órdenes les vienen siempre de las más altas cúpulas, y en la más alta se encuentra el dictador rodeado de familiares y amigos íntimos. Es por eso que la mayoría de los dictadores intentan organizar a las masas en un partido único,[…]

Pero el partido único no es un partido en el sentido político del término. Partido viene de “parte”, y el partido único del dictador no es parte de nada puesto que su destino es representar al todo. El todo es, por supuesto, el dictador. A diferencia de los partidos políticos democráticos que giran en torno al Estado, el partido dictatorial es organizado desde el Estado […]

6. [EL ANTIPARTIDISMO COMO IDEOLOGÍA]

No es hecho casual que si bien los dictadores fundan un partido para realizar sus deseos personales, mantengan un discurso en contra de los partidos […].

[…] El antipartidismo es la ideología originaria de cada dictadura [….] Más allá del hecho de que no hay democracia sin partidos políticos, los partidos políticos están llamados a cumplir funciones insustituibles, aún bajo una dictadura.

[…] son las organizaciones más adecuadas para hacerse cargo de los complejos periodos que llevan al tránsito de la dictadura a la democracia. […son] las instituciones que deben abrir un flanco para que en la política post-dictatorial, el partido que representó a la dictadura pueda seguir existiendo, no ya como partido-estado, sino como un simple partido parlamentario; uno más entre otros [….] los partidos representan la posibilidad de una transición: un mañana democrático. Ese “mañana” es lo que más teme el dictador. Y tiene razón: ese “mañana” será el día de su muerte política.

7. [CARÁCTER BÉLICO-MILITAR]

La destrucción de la política comienza donde aparece su militarización. La militarización a su vez emerge cuando aparece un enemigo que supuestamente amenaza la integridad de la nación.[ ….] Luego la dictadura no es sólo militar sino, por lo mismo, es bélica […]

Hoy han aparecido nuevas dictaduras militares en el planeta. Todas quieren cumplir una gran misión. La misión histórica que se han autoasignado muchas de ellas es la de derrotar al “imperio”, construcción ideológica muy adecuada para legitimar la existencia de la dictadura y que, además, sirve para todo. Sobre todo sirve para liquidar a sus enemigos internos, los que son presentados como agentes del exterior, vendepatrias, lacayos del imperio […]

8. [DESTRUCCIÓN DE LOS SÍMBOLOS]

Como la política es simbólica, la destrucción de la política debe ser realizada mediante la destrucción de sus símbolos. Y el símbolo de todo símbolo es el lenguaje. Así se explica por qué todos los dictadores sin excepción, se esfuerzan en destruir el lenguaje político. No es cosa de azar que la mayoría de los dictadores utilicen un lenguaje soez, cargado de odios y agravios, en fin, de barbarismos [...]

Imponiendo la lógica de la guerra interna el dictador, además, concita el apoyo irrestricto de los estamentos militares quienes ocupan gran parte de las instituciones sociales y públicas. La militarización del Estado es el paso previo a la militarización de la nación.

La lógica de la guerra es la que también impera en el partido único dictatorial. …el hecho de disentir se convierte en causa de alta traición, así como la formación de fracciones o el seguimiento de corrientes de opinión, en un crimen [….] por esa razón el dictador suele ser más cruel con sus propios disidentes que con los enemigos que él intenta “pulverizar” […]

Destruido el lenguaje político, el dictador, conocedor instintivo del valor de los símbolos, pasará a la fase más militar de su gobierno: la de la militarización de las masas a las que convertirá, simbólicamente, en tropas de combate, las que por ser tropas, no deben pensar. …La masa dictatorial no puede ser, por lo tanto, masa multiforme [….] deberá ser uni-forme. Esa es la razón que explica por qué la mayoría de los dictadores uni-forman a las masas, disfrazándolas bajo un sólo color, color que puede ser verde-oliva, negro, pardo, rojo [...]

Vestidas las multitudes con un mismo color […] En la falsa igualdad de las camisas –obsceno simulacro de una igualdad social que no existe en ninguna parte- asistimos a la capitulación del ciudadano frente a la barbarie; al de la razón frente a la locura: el triunfo glorioso del principio de la muerte por sobre el de la vida: la muerte del Eros y el triunfo de Thanatos.

9. [EL FIN DE LA FARSA]
Quiénes, ajenos a la locura miran el ominoso espectáculo, son los mismos que saben que la farsa deberá alguna vez –quizás muy pronto- terminar. Y, como humanos que son, sólo desean que, Dios mediante, eso no termine tan mal como todo indica que así ha de suceder.”

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