"El emperador está desnudo". Cuento de hadas de Hans Christian Andersen, 1837. La historia es una fábula o apólogo con un mensaje de advertencia: Sólo porque todo el mundo crea que algo es verdad, no significa que lo sea. Se usa en política y sociedad para referirse a cualquier verdad obvia negada por la mayoría a pesar de la evidencia, especialmente cuando es proclamada por el gobierno.
Por: Arturo Pérez-Reverte
XLSemanal
18-02-0707
(Fragmentos. Véase original en extenso en
http://www.capitanalatriste.com/escritor.html?s=patentescorso/pc_18feb07 )
[…] En realidad, el cuento del genial Andersen es para niños sólo en apariencia, pues contiene la mejor parábola sobre lo políticamente correcto que he leído nunca: el mejor y más afinado diagnóstico sobre la estupidez, la mentira y la infamia gregaria del mundo cobarde en que vivimos. …
Supongo que recuerdan el asunto. Dos pícaros redomados convencen al emperador de que pueden tejerle un traje con una tela maravillosa, que sólo verán los inteligentes, pero que para los tontos será absolutamente invisible.
[… ] los ministros y personalidades que asisten al evento no ven la tela, por supuesto,…. pero para que nadie los tome por tontos fingen admirarla como algo exquisito y de confección soberbia. El propio emperador, que tampoco es capaz de ver tela ninguna ni por el forro –se pregunta «¿Seré idiota, o es que no sirvo para emperador?» [,…]
Por fin, el día del estreno del traje nuevo, el emperata sale a la calle en solemne procesión, llevándole la cola los cortesanos y pelotilleros de plantilla[ …]
un niño inocente –en ese tiempo aún quedaban algunos– se parte de risa y grita que el emperador va desnudo. Entonces todo cristo cae en la cuenta de la superchería, y los mismos que alababan con descaro el traje se lanzan a la rechifla general: juas, juas, juas. Cosa que por otra parte es muy propia de la infame condición humana, siempre dispuesta a arrastrarte por la calle, como al Chipé, con el mismo entusiasmo con el que diez minutos antes te jaleaba y sacaba a hombros por la puerta grande.
Pero lo más ilustrativo del cuento viene luego: cuando el emperador, que cae en la cuenta, al fin, de que ha estado haciendo el panoli, y que su estupidez de juzgado de guardia no se manifiesta en no ver el traje, sino precisamente en pretender verlo, decide que ya no puede volverse atrás, así que piensa:
«Pase lo que pase, hay que aguantar hasta el fin». E, impertérrito, sigue su camino con paso majestuoso, aún más altivo que antes, tieso como un don Tancredo y desnudo como la madre que lo parió. O más. Y mientras, a su espalda, los ministros, chambelanes y cortesanos, fieles a su puerco oficio, siguen detrás, obedientes, sosteniéndole con todo respeto una cola que no existe.
Por: Teodoro Petkoff
(Fragmentos. Versión en extenso: TalCual 16-11-09)
Si en algún ámbito de la política se puede decir de Chávez que él mismito se está matando es en el internacional latinoamericano…
….Correa no le paró lo más mínimo al enfurruñamiento de su colega venezolano y acaba de restablecer relaciones diplomáticas con Colombia.
….En Argentina, las elecciones parlamentarias marcaron el principio del ocaso del proyecto Kirchner.... la pareja de chulos que se han vivido a Chacumbele a placer…..
En Honduras, más allá del rechazo que merece el golpe militar … para Chacumbele el saldo es la pérdida de esa otra cabeza de playa que había logrado establecer en Centro América,… Chacumbele, quien pedía la intervención del imperio, fue complacido; éste no sólo se metió sino que lo lanzó al hombrillo, con todo y Alba.
…..la premonición que lo embarga de que en Chile, gane quien gane, no tendrá allí un presidente amistoso y que Lula ya le ganó la batalla del liderazgo, mientras que en Uruguay es poco probable que Pepe Mujica.., no va a alterar la sobria línea internacional de Tabaré Vásquez, explican, tanto como sus tribulaciones endógenas, la rabia que muestra por estos días Chacumbele en relación con Uribe y Colombia.
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