sábado, 1 de agosto de 2009

¡VAMOS CON CORAJE Y RAZON DEMOCRÁTICA!


















¿INSUMISOS? ¡SÍ!


Por: Ximena Agudo



• Rechazo y vacío a las diferentes
formas de discriminación y violencia.

• No-colaboración con las prácticas
violentas.

• Denuncia de todos los hechos de
discriminación y violencia.

• Desobediencia civil frente a la
violencia institucionalizada

• Organización y movilización social en
base al trabajo voluntario y a la acción
solidaria de quienes la impulsan.



La NOVIOLENCIA es una actitud frente a la vida. Un proyecto positivo de transformación de la sociedad. La coherencia entre fines y medios es uno de sus postulados fundamentales. Promueve acciones concretas y fortalece la conciencia sobre la violencia como problema; hace visible su origen y sus formas de manifestación y abre oportunidades de convivencia.

La NOVIOLENCIA rechaza toda forma de violencia: política, ideológica, emocional, cultural, estructural o de género. Se incluye la del Estado, cuyas manifestaciones violentas son aprobadas por la “vía de la ley”. Tal es el caso del paquete de facto, otro golpe a la constitución en cinco flancos, que nos prepara la revolución: la ley de propiedad social, la ley de cultura, la ley de educación, la ley de delitos mediáticos, la ley electoral y la “ley sapo”.

Tan falso como que la NOVIOLENCIA sólo es posible, como medio de lucha y de resistencia, en los regímenes democráticos sensibles a los valores humanos, es que los regímenes totalitarios o militaristas sin escrúpulos, cuyo refinamiento apunta al desarrollo de las más sutiles formas de violencia o tortura, son inmunes a ellos.

La NOVIOLENCIA no sólo derroca los regímenes de fuerza, sino que previene a aquellos que aspiran a ella. Abundantes como sus ejemplos son las formas expresivas de la NOVIOLENCIA en la denuncia sistemática de aquella.

La NOVIOLENCIA en Venezuela tiene un nuevo repertorio propio. Los pitos, sirenas y cacerolas; las silenciosas manos blancas juveniles; las siluetas forenses de tiza sobre el suelo; las hermanadas cadenas humanas; el luto en procesión de madres y viudas por las ensangrentadas calles capitalinas; las mordazas rojas de próceres en plazas públicas; los 10 años de marchas multitudinarias; el “streap” de las franelas rojas en la Asamblea Nacional; las legítimas protestaqs callejeras; los micros de Ciudadanía Activa y Sinergia; el encuentro de intelectuales y los cuerpos desnudos de Cedise, y muy últimamente, el ayuno de Ledezma y sus derivadas consecuencias.

El totalitarismo y la dictadura son caminos equivocados y la voz de alto ha sido cantada en coro nacional y ciudadano. ¿Insumisos? Sí. Coraje y razón democrática son nuestras consignas.

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