Roberto Fernández Retamar, cubano, y Jorge Ignacio Sanjinés, boliviano, fueron distinguidos con el premio Alba de la Cultura; el de las Letras el primero, y de las Artes el segundo (una estatuilla de plata y 75 mil dólares en cada caso). Símbolos del “espíritu de la Alternativa Bolivariana para las Américas” entragados a los hijos de las dos naciones más incondicionales al proyecto dictatorial en marcha en Venezuela, en el marco de la Cumbre de Presidentes reunida en Cumaná (17-04-09).
Premio que no esconde, por lo tanto, su más genuino valor: el pago político por los servicios recibidos.
El cineasta boliviano afirmó, que el galardón contribuía a devolverle un lugar importante a la actividad artística y a la cultura en la vida de los pueblos; y que el reconocimiento a los intelectuales era un mensaje a las sociedades. No obstante, en Venezuela el cine rueda sobre el carril de una doctrina única que mira su propio ombligo; y a las instituciones del saber se las humilla, no sin gozo, mediante el sostenido y lento dolor que produce la aplicación del torniquete presupuestario.
Por su parte, el poeta cubano se refirió a la inmensa satisfacción que le produjo la distinción, y destacó como el Alba exalta la realidad que se vive en América: la revolución. No sabe Retamar la verdad y triste alcance de sus palabras tan llenas de felicidad. De cómo la revolución en Venezuela se ha ido edificando con el detritus de su desprecio por los intelectuales, de su intolerancia ante la expresión libre de las artes y de su mediocridad a la hora de hacer y construir cultura.
¿Podrían ellos, de tan fina vena artística, ser sensibles a esta tragedia de proporciones históricas?
jueves, 23 de abril de 2009
LAS ARTES DE LA POLITICA: PREMIOS ALBA DE LA CULTURA
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